Esta es la historia de un plato antiguo, es un regalo de una vecina joven de 86 años que va a iniciar una nueva etapa de su vida. Va a comenzar de nuevo en otra ciudad.
Cuando comenzamos en un nuevo lugar, hay que decidir que nos llevamos y que nos quedamos y con 86 años podéis imaginar que hay muchas cosas sobre las que tomar decisiones.
Por otra parte viene muy bien para empezar más ligeros de equipaje, y ahí entra este plato.
Os diré que no soy muy entusiasta de los platos decorativos, me gusta la loza o porcelana para utilizar en la mesa, me encanta utilizar múltiples objetos para servir una comida, creo que hasta un humilde huevo frito destaca en un plato bonito. todo sabe mejor si está bien servido.
Y aquí está el platillo en cuestión, como veis no es nuevo. Ya ha sido restaurado pero eso hace que le de mayor encanto, cuando un objeto se repara, nos cuenta una historia, tiene sus cicatrices de vida y eso lo hace más bello.
Y ahora toca encontrar su nueva ubicación. No creas que es fácil, hay que pensar y dar vueltas por la
casa con el plato a ver donde lo colocas.
Al final lo encontré.
Esperemos que esté agusto.
