Me gustó porque tenia encanto, una sillita bajita que me recuerda a las de costura de antes.
(vamos, del siglo pasado, de nuestra abuelas).
Lo primero quitarle el asiento que como veis era una guarrería.
Luego vamos con la pintura, todo un trabajazo con esos barrotes.
La madera de haya me pareció super bonita, y decidí no pintarla.
Barnizar con un barniz al agua sin color, y hacerle las tripas al asiento para que sea cómoda.
Ponerla patas arriba para rematar por debajo.
Y tapizar el asiento con unas mariposas
Y aquí está con su nuevo look.
y con esta sillita vamos a sentarnos al fnde de Marcela
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